Paul Bril
Hacia 1601
© Museo Nacional del Prado
FUENTE:
http://www.museodelprado.es
Este es uno de los dos cuadros del pintor flamenco Paul Bril (1554-1626) que se pueden admirar en el Museo del Prado. Forma parte de una serie de pinturas de paisajes imaginarios que entre los años 1600 y 1601 pintó el artista. La influencia italiana en la composición de la obra es notable, no en vano Bril residió la mayor parte de su vida en Roma. En este cuadro llama mucho la atención el color azul con el que está pintado el cielo, el mar y parte del paisaje. Recuerda bastante el tratamiento de ese color que hace Joaquim Patinir (h. 1480-1524), en cuyos paisajes siempre encontramos interesantes elementos atmosféricos. La oscuridad de la escena representada en primer término contrasta con el plano intermedio, intensamente iluminado debida a la presencia de un claro de sol, que se funde gradualmente con el azul dominante en el fondo del cuadro. La manera en que la luz solar se dispersa al atravesar el aire da como resultado el característico azul celeste, si bien en este caso el pintor lo aplica para representar un cielo nublado en vez de raso. Aparte del reflejo del propio cielo, en el color del mar intervienen más factores como la profundidad, el tipo de fondo marino o los elementos que contiene disueltos el agua. Del sol, escondido entre las nubes, en la parte superior izquierda del lienzo, parten varios haces de luz. Uno de ellos apunta hacia el castillo del lado derecho, que aparece iluminado. También aparecen bañados por la luz el entrante de mar de primer plano, y algunos edificios de la ciudad que asoma por detrás del promontorio central. Otro detalle a tener en cuenta son las cortinas de lluvia que se descuelgan de varias nubes gruesas de color azul oscuro.
© José Miguel Viñas
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