Paisaje con tormenta acercándose
Willem Roelofs
Año 1850
© Rijksmuseum, Amsterdam
Este espléndido paisaje del pintor holandés Willem Roelofs (1822-1897), nos muestra un cielo amenazante, precursor de una poderosa tormenta. Fiel a los principios que marcaron el movimiento romántico, este influyente paisajista de la Escuela de La Haya, trató de captar el dramatismo del momento, el inmenso despliegue de las fuerzas de la Naturaleza –atmosféricas en este caso–, ante el cuál las personas –representadas por el jinete al galope– somos insignificantes y vulnerables. La escena ilustra, por tanto, lo insignificante de la humanidad frente a la vastedad del medio natural. Varios detalles en el cuadro son dignos de mención. Los voluptuosos nubarrones del fondo representan fielmente los cúmulos de gran desarrollo vertical precursores de las células tormentosas. Una de ellas, plenamente desarrollada, abarca toda la parte izquierda del cielo, que aparece pintado de color gris bastante uniforme. Un gran claro de luz domina el centro de la escena. Momentáneamente, los rayos del sol penetran entre las nubes y consiguen alcanzar el suelo, iluminando los distintos elementos del paisaje, como los troncos de los abedules de la derecha –con trazas plateadas– o las rocas del que parece ser un lecho fluvial seco, por donde discurre el camino. Aparte del jinete a caballo, que inicia su huida del lugar, un pequeño perro se dispone a seguir sus pasos, imaginamos que preso también del pánico ante lo que se avecina.
© José Miguel Viñas
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