David Cox
1857
© Tate Gallery, Londres
Pintar los cielos, en particular las nubes, es uno de los retos a los que se han enfrentado los pintores desde que fijaron su atención en el medio atmosférico y lo empezaron a trasladar a sus obras. A lo largo de la historia, no han faltado paisajistas en cuya producción artística llama precisamente la atención el realismo con el que han sabido captar los diferentes estados de la atmósfera. Quizás el más conocido y reconocido retratista de nubes de todos los tiempos haya sido John Constable (1776-1837), pero no le faltaron duros competidores, incluso dentro de su propio país –Inglaterra– y en su misma época. Uno de ellos fue el paisajista David Cox (1783-1859), quien al igual que Constable logró transmitir a través de sus composiciones la incesante dinámica nubosa. Natural de Birmingham, Cox fue un especialista en capturar los efectos del viento y de los demás elementos atmosféricos en la campiña inglesa y galesa. En sus inicios, comenzó a ganarse la vida como pintor de acuarelas, y como tal se le sigue reconociendo póstumamente, infravalorándose la calidad de sus pinturas al óleo, como estas “Nubes” y otros paisajes de marcada temática meteorológica. En la última etapa de su vida, David Cox pintó cerca de 300 oleos, demostrando en ellos, aparte de un gran dominio de la técnica, un gran interés por capturar esos momentos únicos que nos brinda la atmósfera. Vemos un buen ejemplo en este cuadro, en el que una nube oculta el disco solar. Cuando en la atmósfera real observamos dicha circunstancia, surgen a contraluz estructuras nubosas, con distintas texturas y tonalidades, que hasta ese momento pasaban desapercibidas a nuestros ojos, cuando toda la escena estaba bañada por la luz del sol.
© José Miguel Viñas
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