Roger van der Weyden
Hacia 1450
© Museo Nacional del Prado
FUENTE: www.museodelprado.es
Durante el siglo XV, el arte pictórico dio un salto cualitativo gracias a las innovaciones llevadas a cabo (uso del lienzo como soporte y de la pintura al óleo), así como al enorme talento de una pléyade de pintores afincados en Flandes, entre los que brillan con luz propia Jan van Eyck (h. 1390-1441) y Roger van der Weyden (h. 1399-1464). Este ultimo tuvo en la Pietá (Piedad) uno de sus temas más recurrentes. De esta Piedad del maestro de Tournai (apodo con el que también se conoce a Roger van der Weyden, ya que nació en esa localidad belga), que podemos admirar en el Museo del Prado, los especialistas en arte destacan unánimemente la expresividad de los rostros de la Virgen María y de San Juan, en claro contraste con la serenidad del donante (personaje de la derecha). Van der Weyden logra transmitir, como nadie hasta ese momento, el dramatismo de la escena. Los personajes y la cruz se recortan sobre un cielo azul con nubes pintado con un gran realismo. Varios cúmulos de la especie mediocris (desarrollo vertical intermedio) dominan el paisaje atmosférico del cuadro. Se trata de un cielo típico de primavera, al ser esa la época del año en la que más abunda ese tipo de nubes, favorecidas por el progresivo calentamiento al que se ve sometido el suelo según avanza la estación primaveral. Estas típicas “nubes de algodón” son una constante en los cuadros de muchos pintores de diferentes épocas, lo que seguramente obedece a la costumbre de pintar al aire libre los paisajes. La llegada de la primavera, con presencia de más días de “buen tiempo”, invita a salir a pintar, cosa más difícil de llevar a cabo en invierno.
© José Miguel Viñas
Permitida la reproducción total o parcial de este texto, con la única condición de que figure el nombre del autor y la fuente: www.divulgameteo.es
.jpg){kind=logo}
