Andrea Mantegna
Hacia 1461
© Museo Nacional del Prado
FUENTE: www.museodelprado.es
Esta pequeña tabla (de apenas 54 cm x 42 cm) llama la atención por el amplio ventanal que domina el fondo de la escena, donde se observa un cielo azul salpicado por unas nubes alargadas que podemos identificar, en su mayoría, con altocúmulos lenticulares. La obra fue encargada al pintor italiano Andrea Mantegna (h. 1431-1506) por Luis (Ludovico) II Gonzaga para decorar la capilla del Palacio Ducal de Mantua, si bien se trata de un fragmento de la pintura original, en la que por encima del ventanal aparecía Jesucristo en una bóveda, rodeado de un grupo de ángeles, a la espera de recoger el alma de la Virgen María, cuyo cuerpo yaciente aparece en la parte inferior del cuadro, rodeado de los apóstoles. En el paisaje, aparte del celaje, aparece uno de los lagos que antaño formaba el río Mincio a su paso por Mantua, con el ya desaparecido Puente de San Giorgio en la parte derecha. No es el único cuadro en el que Mantegna pintó nubes lenticulares, algo que también hizo su compatriota Piero della Francesca (h. 1415-1492) en varios de sus frescos y tablas. Ambos pintores nacieron y desarrollaron su actividad en el norte de Italia; Andrea Mantegna se formó como pintor en Padua y pasó la mayor parte de su vida en Mantua, en la región de Lombardía, con la imponente barrera de los Alpes a sus espaldas. Las nubes de tipo lenticular aparecen únicamente a sotavento de las cordilleras, como consecuencia de la ondulatoria a la que se ve sometido el aire al incidir a cierta velocidad contra un obstáculo montañoso. Las lenticulares que generan, con relativa frecuencia, los Alpes en los cielos del norte de Italia, son las nubes que retrató con maestría Andrea Mantegna en este cuadro de temática religiosa.
© José Miguel Viñas
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