John Constable
Año 1815
© Ipswich Museum,
Aunque en este bonito cuadro del pintor inglés John Constable (1776-1837), el artista puso un mayor empeño en destacar el jardín y los alrededores de su casa natal que el paisaje propiamente atmosférico, no faltan en esta pintura al óleo detalles reveladores acerca de la maestría de Constable para retratar los cielos de la campiña inglesa bajo diferentes tipos de tiempo. A diferencia de otros pintores románticos, que viajaron fuera de sus países en busca de nuevos horizontes que retratar, Constable nunca salió de Inglaterra, estableciendo su estudio de pintura al aire libre –su campamento base– en el lugar que le vio nacer, el valle de Stour, en el condado de Suffolk. El florido jardín que su padre –Golding Constable– tenía en las cercanías de la vivienda familiar, donde transcurrió su infancia, es el motivo central del cuadro. Al estar situado en una zona algo hundida del terreno y entrar la luz del sol rasante por la parte izquierda, la mayor parte del jardín queda a la sombra, lo que no impide que las flores luzcan con vivos colores. Aparte de este detalle, la presencia en el cielo de un par de grandes nubes de tipo cúmulo, una de ellas –la de la parte derecha– de color oscuro y dejando escapar chubascos, sugiere que la escena tiene lugar una tarde de primavera, en la que alternan los ratos de sol con los inevitables chaparrones. El tratamiento de la luz es perfecto. Ningún detalle escapa a la atenta mirada de Constable, como el de las sombras alargadas de árboles y arbustos sobre el césped. El artista consigue plasmar, con extraordinario realismo, el brillo tan especial que irradian los elementos del paisaje cuando son iluminados por el sol justo antes del ocaso.
© José Miguel Viñas
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