Jacob van Ruysdael
Hacia 1670
© Metropolitan Museum of Art, Nueva York
En este paisaje del pintor holandés Jacob van Ruysdael (h. 1628-1682) aparecen dos elementos recurrentes en la producción del artista: los campos de cereales y las nubes. A la vista de éste y de otros muchos de sus cuadros, no cabe duda de que Ruysdael fue un grandísimo retratista de nubes, si bien la voluptuosidad de las mismas no parece encajar del todo bien con las formaciones nubosas que uno espera encontrar en los cielos estivales holandeses. La importancia que este artista daba siempre a los celajes, situando para ello el horizonte en una posición baja en los cuadros, sugiere la elección de cúmulos de gran desarrollo como solución idónea para ocupar una gran porción de cielo. Además, ello le permitía manejar con talento una luz cambiante, ejecutando magistralmente el juego de luces y sombras que las nubes y los claros provocan sobre el terreno, lo que se aprecia muy bien en estos “Campos de trigo”. El monótono paisaje holandés, con pequeñas colinas y grandes extensiones de amarillentos trigales, queda de esta manera roto, a lo que también contribuye el camino de la parte central del cuadro, que se abre al espectador y donde Ruysdael sitúa a los personajes. Tanto el caminante vestido de negro, como la mujer y el niño situados algo más adelante, nos dan una referencia espacial. Su diminuto tamaño nos transmite la idea romántica de la insignificancia del ser humano frente a
© José Miguel Viñas
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