Antonio Muñoz Degrain
Hacia 1912-1913
© Museo de Bellas Artes de Valencia
Una imagen vale más que mil palabras y esta desgarradora escena pintada a principios del siglo XX por el paisajista Antonio Muñoz Degrain lo certifica con creces. Los valencianos de cualquier época han conocido de cerca la tragedia ocasionada por alguno de los innumerables episodios de lluvias torrenciales que afectan a estas tierras, de consecuencias a veces devastadoras. Saben bien lo que puede llegar a pasar cuando literalmente se cae el cielo y la enorme cantidad de agua que vierten las henchidas nubes busca apresuradamente su camino, su vía de escape al mar, llevándose por delante todo lo que encuentra a su paso. El 29 de octubre de 2024 se vivió un episodio muy doloroso, de los más mortíferos, en el que miles de personas sufrieron situaciones angustiosas y trágicas como la que plasma Degrain en esta obra. Sólo alguien de la tierra como este pintor puede tener interiorizadas esas escenas, muy presentes en el imaginario colectivo de los valencianos. El motivo elegido por el artista va directo al corazón del espectador, con la clara intención de dejarle por un momento compungido, sin aliento. El instinto de una madre por salvar a su hijo de morir ahogado junto a ella, ilustra una situación límite que, por desgracia, se repite demasiadas veces. Solo cambian las personas afectadas y las circunstancias en que la fuerza del agua pone en riesgo sus vidas.
© José Miguel Viñas
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