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Totalizadores


Totalizadores


La precipitación es, junto a la temperatura, la variable que mejor ayuda a caracterizar el clima de un lugar. En los observatorios meteorológicos se dispone de pluviómetros para  recoger y medir la lluvia y la nieve caida del cielo, lo que permite establecer un registro pluviométrico fiable y continuo. ¿Cómo obtener datos de precipitación de aquellos lugares de difícil acceso pero gran interés desde el punto de vista climatológico? En los totalizadores está la respuesta.

Mientras que el observador meteorológico acostumbra a hacer un par de lecturas del pluviómetro al día, en las zonas remotas de alta montaña, en donde no tenemos ni observatorios ni colaboradores meteorológicos que residan cerca, para obtener registros de la cantidad de agua que precipita durante un periodo largo de tiempo, como una estación o un año completo, basta con tener instalado allí un pluviómetro de montaña o totalizador, de dimensiones considerablemente mayores que los tradicionales pluviómetros Hellmann.
 
Su presencia en nuestras montañas es casi testimonial, a pesar de lo cuál resulta curioso conocer algunas de sus particularidades. El modelo más común está construido de cinc y acero galvanizado, y su boca (parte abierta superior) tiene una superficie bastante mayor que la del pluviómetro convencional. Lo mismo podemos decir del volumen de su depósito, capaz de almacenar hasta 150 litros, incluyendo en su parte inferior un pequeño orificio para desaguar. La chapa metálica superior actúa como una pantalla protectora contra las ventiscas, tan comunes en las zonas altas de montaña, evitándose que parte de la nieve depositada en la embocadura se la lleve el viento.
 
Una vez que se ha vaciado el totalizador, hecha ya la medición del total acumulado, para volver a dejarle operativo, se vierte en su interior una cantidad conocida de agua mezclada con cloruro cálcico –que actúa como anticongelante–, y se arrojan después por la boca un par de litros de aceite de parafina, de manera que quede siempre formada una película encima del líquido que se vaya almacenando, evitándose así las pérdidas por evaporación. Debido a su menor densidad, el aceite siempre tiende a quedar arriba, formado la citada película.
 
El totalizador que aparece en primer término en la fotografía es el de la Renclusa, y está ubicado a 2.140 m de altitud en la cara norte de las Maladetas, en pleno Pirineo Oscense. Los picos que se ven enfrente son la Mina y la Salvaguardia, y forman parte de la divisoria entre España y Francia. La imagen ha sido tomada de la página web: www.climaynievepirineos.com, y agradezco a su autor, Marco, su permiso para alojarla en este Aula Abierta. 


© José Miguel Viñas

Permitida la reproducción total o parcial de este texto, con la única condición de que figure el nombre del autor y la fuente: www.divulgameteo.es



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