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Tambores del desierto


Tambores del desierto


En su “Libro de las Maravillas”, Marco Polo nos cuenta cómo al atravesar las llanuras mongolas oyó el “tambor de las arenas”. Los habitantes de aquella inhóspita región le contaron al famoso mercader veneciano que en el desierto de Takla Makan habitaban espíritus malignos con las peores intenciones hacia cualquier viajero que osara adentrarse en él. Las dunas cantantes de algunos desiertos son las responsables de la singular tamborrada.

Determinadas dunas emiten sonidos armónicos como respuesta al viento que incide sobre ellas. Su origen y naturaleza ha sido hasta hace poco un misterio, pero la curiosidad de los científicos ha permitido su comprensión. No todas las dunas emiten esos sonidos tan singulares. En la mayoría de los campos de dunas, lo que oímos es el suave silbido o murmullo provocado por el viento al incidir sobre la arena, nada comparable al inquietante sonido que relataba Marco Polo.

Las dunas cantoras serían un tipo especial de duna llamada Barján (barkham), de grandes dimensiones y con su planta en forma de media luna, que en algunos casos llega a superar los 200 metros de altura y varios kilómetros de longitud. Estas dunas presentan una pendiente de unos 34º, a sotavento, en el sentido de desplazamiento de la propia duna, formando una cavidad natural de contornos suaves, moldeados por el viento, que actúa como caja de resonancia. El sonido que emiten sería como un zumbido intenso, similar al ruido de tambores en la lejanía o el de un órgano.

Hasta hace no mucho, se pensaba que esos sonidos tan singulares eran debidos al roce y a la posterior vibración que los granos de arena provocaban en la superficie de las dunas al incidir sobre ellas; sin embargo, en 2006, unos científicos franceses dieron con la verdadera causa. Al parecer, el origen del canto de las dunas estaría en la sincronización de los granos de arena al deslizarse unos sobre otros, formando las típicas acanaladuras que se observan a menudo sobre las dunas y los arenales. La particular morfología de la duna sería la responsable de la amplificación del sonido. El canto de las dunas Barján puede alcanzar los 105 decibelios y oírse a más de 15 kilómetros de distancia, lo que da idea de la magnitud alcanzada por este sorprendente fenómeno acústico natural. Su frecuencia varía dependiendo del tamaño de los granos de arena –mayor cuanto más pequeños sean– y de cuál sea su grado de humedad.

Hay del orden de 30 lugares de la Tierra, repartidos por los cinco continentes, donde se escuchan de vez en cuando los cantos de las dunas o el sonido armonioso de la arena. En Asia, aparte de la zona de Mongolia, nos encontramos con dunas cantarinas en varias playas de Japón, estudiadas desde hace años por el profesor Miwa Shigeo. En EEUU, la duna mejor estudiada es la Sand Mountain; un gigantesco montículo de arena situado en el desierto de Nevada. También son bastante conocidos los sonidos de la arena de la playa de Manchester, en Massachussets. En Europa, tenemos varias dunas y playas cantantes diseminadas por diferentes países, sobre todo en Reino Unido.


© José Miguel Viñas

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