En el fragor de una tormenta nocturna, el resplandor en el cielo procedente de los relámpagos puede llegar a ser casi continuo, como consecuencia de las constantes descargas eléctricas que se producen en el interior de las nubes tormentosas, así como de los rayos que impactan contra el suelo. Hay un lugar en la Tierra donde relampaguea casi sin cesar, lo que antaño dio origen a alguna curiosa leyenda y hoy en día se estudia.
Dicha rareza meteorológica tiene lugar en las cercanías del lago Maracaibo, en Venezuela. El fenómeno recibe el nombre de “relámpago del Catatumbo” o también “Faro de Maracaibo”, y tiene lugar en una extensa zona pantanosa situada al sur y al oeste del gran lago Maracaibo, donde desemboca el río Catatumbo. Es seguramente el lugar del mundo con mayor actividad tormentosa, y no sólo por el número de días al año con tormenta, que ronda los 160, sino por las 280 descargas eléctricas por hora que –de media– allí se producen. Dicha circunstancia, aparte de mantener los cielos por la noche prácticamente encendidos, genera una enorme cantidad de ozono, nada menos que el 10% del que se produce en toda
Tan inusual actividad eléctrica parece deberse, por un lado, a un efecto orográfico local, que sería responsable de canalizar y desplazar aire húmedo de procedencia marítima (que llega al lago Maracaibo empujado por los vientos alisios), a la zona en cuestión, y por otro también se ha especulado el papel que podría desempeñar en el proceso el metano que abunda en las ciénagas de la zona donde tienen lugar esas tormentas. El resultado es un resplandor que ilumina la noche en una vasta región, llegándose a observar a varios cientos de kilómetros de distancia y permitiendo, en los tiempos de los barcos a vela, la navegación nocturna en aguas del Maracaibo.
El “relámpago de Catatumbo” forma parte del acervo cultural de la región, de lo que dan fe el escudo y el himno del Estado Zulia. Mientras que en citado escudo aparece dibujado un rayo que simboliza al relámpago del Catatumbo, en el himno de ese estado venezolano puede leerse en una de sus estrofas: “La luz con que el relámpago/ tenaz del Catatumbo,/ del nauta fija el rumbo,/ cual límpido farol;/ el alba de los trópicos/ la hoguera que deslumbra/ cuando al cenit se encumbra/ la cuádriga del sol.../ No emulen de tus glorias/ el fúlgido arrebol!” Agradezco públicamente a José Manuel Pardo el haberme facilitado esta última información, referente al escudo y al himno del lugar que le vio nacer.
© José Miguel Viñas
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