Nubes estratosféricas polares
Los cielos de las regiones polares son surcados en ocasiones por bellas nubes nacaradas de origen estratosférico. Muy de tarde en tarde, esas formaciones nubosas llegan a observarse en latitudes templadas –lo mismo que ocurre con las auroras–, coincidiendo con la presencia en la estratosfera de una corriente de aire muy frío y de un cierto contenido de humedad. Dicha circunstancia posibilita la formación de los cristalitos de hielo en niveles altos de la atmósfera.
Las nubes estratosféricas polares (NEP) o nacaradas se forman entre los 15 y los 25 kilómetros de altitud y aparecen en las crestas de grandes ondas de gravedad que se propagan en la vertical como consecuencia de la interacción del flujo aéreo con alguna cordillera u obstáculo montañoso de cierta entidad. La forma aplastada y alargada que presentan es similar a la de los altocúmulos lenticulares (Ac lenticulares) asociados a las ondas de montaña convencionales (con propagación en el plano horizontal).
La elevada altitud a la que se sitúan estas nubes, permite su observación durante el largo crepúsculo que acompaña a las gélidas noches invernales en latitudes altas de nuestro planeta. Tal y como se aprecia en la fotografía, las NEP son muy brillantes y suelen presentar iridiscencias, lo que las dota de una gran belleza y espectacularidad. La luz solar al atravesar los cristales de hielo y las trazas de gases que las constituyen, se dispersa en los diferentes colores elementales que constituyen el espectro visible.
Al parecer, las NEP juegan un papel decisivo en la destrucción de ozono estratosférico. El proceso es especialmente destacado en la Antártida, donde todos los años tiene lugar una brusca disminución –coincidiendo con la llegada de la primavera austral (el otoño en España)– de la concentración del citado gas, formándose lo que popularmente se conoce como el “agujero de la capa de ozono”. Lo cierto es que durante la fase cálida actual, la concentración de gases de efecto invernadero en la troposfera (capa de atmósfera pegada a la superficie terrestre), esta propiciando un mayor enfriamiento en la estratosfera y la formación de una mayor cantidad de NEP. Las observaciones de nubes nacaradas por debajo de los 50º de latitud parecen estar aumentando en los últimos años, lo que podría ser una prueba más del calentamiento global.
Digamos para concluir, que no hay que confundir las NEP con las llamadas nubes noctilucentes, de aspecto filamentoso, que aparecen mucho más arriba en la atmósfera –a altitudes del orden de los 80 km, en los dominios de la mesosfera–. Son visibles durante un corto período de tiempo tras el crepúsculo o antes del amanecer, y presentan un bello color eléctrico blanco azulado.
© José Miguel Viñas
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