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Nube con capuchón


Nube con capuchón


La observación atenta de las nubes nos depara, a veces, sorpresas en forma, por ejemplo, de particularidades como esta especie de gorro o capuchón que corona el torreón nuboso de la parte central de la fotografía. Las vigorosas corrientes de aire que impulsan hacia arriba a las nubes de desarrollo vertical (cumulus y cumulonimbus), son las responsables de la formación de estas curiosas estructuras, cuyo carácter efímero es un reto para los “cazadores de nubes”.

Los días calurosos de verano, de fuerte insolación, en que el tiempo es estable y la convección se desata, constituyen el escenario perfecto para el crecimiento de los cúmulos, lo que en muchos casos termina dando lugar a tormentas. En la imagen aparece retratado un torrecúmulo en ciernes que emerge de un agitado mar de nubes (formado este último por los topes de otros cúmulos de menor desarrollo). La nubecita de la parte superior, de contornos muy bien definidos, recibe el nombre latino de pileus (gorro o capuchón), y su formación es debida al ascenso forzado de la capa de aire húmedo que en ese momento hay situada por encima de la nube cumuliforme. Dicho aire recibe el empuje hacia arriba de las corrientes presentes en el interior del pequeño torrecúmulo, lo que provoca el enfriamiento de ese aire y su posterior saturación.

La coronación de una nube de tipo cumuliforme por un pileus refleja, en la mayoría de los casos, la existencia de una inversión térmica (la tropopausa en el caso de un gran cumulonimbo), apareciendo a veces varios pilei apilados, dispuestos en capas, cuya morfología cambia con rapidez. No es raro que la extraordinaria fuerza ascensional que impulsa hacia arriba a los cúmulos de gran desarrollo vertical, consiga atravesar las pequeñas inversiones térmicas que se encuentra durante el ascenso, quedando situados los pilei alrededor de la nube, abrazándola como si de varias pulseras o aros se tratase. En otras ocasiones, esas nubecitas aplastadas se extienden horizontalmente como una gran sábana blanca, rodeando con delicadeza las protuberancias del tope o de una zona intermedia del torreón nuboso. Dicha particularidad recibe el nombre de velum (velo).

Tal y como comenta Tom Bradbury en su excelente “Guía de nubes para principiantes”, la observación de un pileus por la mañana es una señal de que la atmósfera en esos momentos se encuentra estratificada. “Pequeños gorros lenticulares (pileus) aparecen sobre las cúpulas de los cúmulos y son rápidamente absorbidos por las torres de rápido crecimiento. Las nubes pileus están producidas por aire que es empujado por una térmica en ascenso. Pueden incluso hacerse patentes sobre una térmica azul. Son una buena indicación de la humedad del aire en altura, aire que necesita muy poco ascenso para alcanzar su nivel de condensación.”

Indicar, por último, que la formación de estos capuchones nubosos es usualmente un indicador de tiempo severo para las próximas horas, ya que la combinación de humedad en capas intermedias de la atmósfera y de intensas ascendencias, impulsa sobremanera el crecimiento de los cumulonimbos, lo que termina traduciéndose en una gran actividad tormentosa.


© José Miguel Viñas

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