José Luis Casado Soto
Cantabria Infinita, nº 3 (Verano-Otoño de 2005); pp. 43-53
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La historia de las costas cántabras se relata, de alguna forma, a través de las pérdidas de grandes buques, de pequeños veleros, de frágiles barcos de pesca hundidos por las fuerzas de la naturaleza. Temporales, galernas y otras tempestades han sembrado el litoral cántabro de naufragios y muertes, algunas tan aterradoras como las producidas tras la galerna del Sábado de Gloria (1878), inmortalizada por Pereda en su novela “Sotileza”. En el fondo del mar Cantábrico reposan los vestigios de todas estas pérdidas.