Meteoroteca

Antonio Naya
Espasa Calpe

Año 1984

546 pp.
ISBN: 84-239-6484-1

Dar continuidad a una historia donde aparecen ecuaciones diferenciales aplicadas a la atmósfera y al océano, fórmulas matemáticas de todo tipo y condición, reglas para predecir el tiempo a largo plazo o gráficas cruzadas entre la temperatura al nivel de 850 hPa (unos 1.500 metros de altura) y los kilos de bonitos capturados al sur de Gran Canaria un día del verano de finales de la década de 1960, es una labor que sólo está al alcance de un meteorólogo único e irrepetible como fue Antonio Naya.
En este voluminoso libro, Naya nos ofrece una visión casi cosmogónica y a ratos atropellada de la Meteorología, tal y como él la entendía y vivía, de manera apasionada. El propio autor nos confiesa que el objetivo de haber escrito el libro es para rellenar un vacío que existía en la literatura meteorológica española y añade un dato que da pistas sobre lo que el lector se encontrará en él: “Se podrá comprobar que existen algunas ecuaciones no aparecidas ni en revistas, ni en libros, pero que resultan de gran utilidad a la hora de trazar un mapa. Se incluye una modificación de la teoría del británico Sutcliffe.”
El meteorólogo Inocencio Font Tullot fue el encargado de prologar este libro y dedicó a Naya y a los lectores las siguientes palabras:
“El autor de este libro es un meteorólogo a quien distinguen la imaginación y la pasión por su profesión, las cuales se proyectan más allá de los límites restringidos de la meteorología como ciencia, extendiéndose por los amplios campos de las actividades humanas, donde la aplicación de la información meteorológica es de valor incalculable. Prueba de ello la tenemos en el recuerdo que el señor Naya dejó entre los campesinos y pescadores canarios, que supieron utilizar y apreciar en su valor sus informaciones.
Durante el tiempo que tuve a mi cargo la dirección del Instituto Nacional de Meteorología de España, la actividades del señor Naya en el campo de las aplicaciones de la meteorología a la pesca me sirvieron de prueba evidente de lo mucho que se puede hacer, aunque con muy pocos medios, cuando a la inteligencia se une el entusiasmo y la voluntad, y así tenemos cómo este esfuerzo del señor Naya y de unos pocos hizo posible establecer el actual servicio rutinario de información sobre localización de los “frentes de pesca”, cuyos resultados están superando nuestras esperanzas.
Estos aspectos, científico y práctico, se recogen por igual en el libro del señor Naya, lo que si de por sí es ya una gran virtud, lo es más si tenemos en cuenta la escasez de obras de este género en español, por lo que no dudamos de la buena acogida que he de tener no sólo entre los profesionales de la meteorología, sino también entre aquellos otros científicos, técnicos y particulares, cada vez más numerosos, que dentro de la gran familia hispanoamericana precisan o gustan del conocimiento meteorológico.”