Una de las estructuras nubosas más raras y sorprendentes que existen en la atmósfera es la que aparece en esta fotografía, tomada en Nueva York. Estas colgaduras de contornos redondeados reciben el nombre de mammatus y son especialmente bellas durante el crepúsculo vespertino. Apreciado objeto de deseo de los “cazadores de nubes”, los mammatus sólo se dejan ver en contadas ocasiones, de ahí el gran interés que suscitan.
En el Atlas Internacional de Nubes, dicha particularidad recibe el nombre de mamma, en clara referencia a su aspecto, pudiendo aparecer hasta en seis géneros nubosos diferentes. Los mammatus más espectaculares son aquellos que aparecen bajo el yunque de un cumulonimbo (nube de tormenta). Su formación obedece al hundimiento de aire frío saturado –cargado de granizos, cristales de hielo o gotas grandes– sobre un lecho de aire cálido no saturado con tendencia a subir. El resultado final es esa especie de nubes invertidas, con los “senos” separados entre sí por zonas más elevadas (concavidades) donde el aire cálido intenta abrirse paso, todo ello gracias a un milagroso equilibrio de fuerzas casi circense.
Aunque la zona preferente de formación de estas protuberancias es la base del yunque situado en la parte delantera de la tormenta, en ocasiones también se forman en la retaguardia, al abrigo del gran torreón central del cumulonimbo, formando una espectacular bóveda en el cielo que a nadie deja indiferente. Existe la creencia popular de que la aparición de mammatus en el cielo es un presagio de tiempo severo (fuerte granizada, tornado o similar), teoría muy extendida entre los aficionados a la meteorología pero sin demasiado fundamento. A veces puede pasar, pero no siempre, ya que en casos como éste la tormenta se estaría alejando del observador. Aparte de esto, este tipo de colgaduras no son exclusivas de las nubes de tormenta, ya que pueden descolgarse también de nubes tan inofensivas como los cirros, cirrocúmulos o altoestratos.
Cuando el sol se acaba de esconder bajo el horizonte (horizonte virtual a veces, en los casos en que un oscuro murallón nuboso tapa el disco solar en su recorrido descendente por la bóveda celeste, camino del horizonte), la iluminación desde abajo consigue realzar hasta límites insospechados el volumen de los mammatus, haciendo más que nunca honor a su nombre.
© José Miguel Viñas
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