¿Se imagina recorrer 40.000 kilómetros seguidos bajo el azote continuo de las tormentas? Una experiencia tan temeraria como esa puede vivirse en la Tierra, sin más que desplazándose al ámbito tropical, más concretamente a las regiones comprendidas entre los 2 trópicos, a uno y otro lado del Ecuador. La fuerte insolación reinante calienta el aire y favorece el crecimiento de enormes torreones nubosos que terminan convertidos en poderosísimas tormentas.
Vistas desde el espacio, esas tormentas aparecen agrupadas en torno al cinturón de bajas presiones que hay instalado permanentemente sobre la región ecuatorial, y que abraza al planeta en esas bajas latitudes. Dependiendo de la longitud geográfica y de la época del año, esa banda de tormentas ocupa unas u otras posiciones, complicando el tiempo a lo largo de una vasta región terrestre. La zona en torno a la cuál surgen esas tormentas, como si fueran champiñones, recibe el nombre de “Zona de Convergencia Intertropical”, y en Meteorología se la suele identificar con sus siglas en inglés, ITCZ (Inter-Tropical Convergence Zone). En los textos en castellano se utiliza el acrónimo ZCIT, lo que haremos de ahora en adelante en el presente artículo.
A raíz del trágico accidente aéreo de un avión de la compañía Air France, ocurrido hace escasas fechas en mitad del Atlántico (escribo estas líneas el lunes 8 de junio de 2009, justo una semana después del siniestro, sin que todavía se conozca el conjunto de causas que lo provocaron), la ZCIT fue citada en numerosas informaciones, sin que apenas se explicaran más detalles al respecto, salvo que se trata de una zona de peligrosas tormentas, que han de sortear todos los pilotos cuyas rutas aéreas crucen el Ecuador.
La singularidad de la ZCIT con respecto a otras zonas de la Tierra donde periódicamente se forman tormentas, reside en el extraordinario desarrollo vertical que logran alcanzar allí los cumulonimbos, con alturas superiores a los 15 kilómetros, que ocasionalmente se acercan o incluso superan los 20. La masa de aire cálido que siempre hay instalada sobre las regiones tropicales “estira” –permítaseme la expresión– más hacia arriba a la atmósfera que en los polos, donde debido a la presencia de aire frío, las distintas capas atmosféricas se aplastan contra el suelo. Dicha circunstancia fija a mayor o menor altura el nivel de la tropopausa, dependiendo del lugar de la Tierra donde nos encontremos, y dicho nivel define el tope superior de las nubes de tormenta.
La altitud de crucero de un avión comercial no suele superar los 35.000 pies (alrededor de los 11 km de altura). Mientras que en latitudes medias a esas altitudes la mayoría de las tormentas pueden ser atravesadas por encima, con margen de seguridad suficiente, en la ZCIT los topes de los cumulonimbos superan con holgura la altitud de crucero de los aviones, acercándose en ocasiones a los 60.000 pies, lo que obliga a los pilotos a rodearlas, evitando las zonas de mayor turbulencia y los núcleos tormentosos más peligrosos. Las aeronaves se ven sometidas a sacudidas –a veces algo más fuertes de lo que sería deseable–, sin que esto suponga un riesgo para la seguridad del vuelo ni para la integridad física de los pasajeros.
Cualquier piloto, durante su período de formación, ha adquirido unas nociones básicas sobre Meteorología Tropical, y conoce cuáles son las principales características de la ZCIT. La meteoróloga Blanca González López, en su libro “Meteorología Aeronáutica”, ofrece la siguiente información al respecto: “Los sistemas de vientos alisios confluyen en la ZCIT. Esta convergencia, que no es continua ni en el espacio ni en el tiempo, favorece el desarrollo vertical de las nubes, cuyos topes alcanzan la elevada tropopausa de las regiones tropicales. La base de las nubes puede encontrarse a algunas centenas de metros y, a veces, próxima a la superficie. En general, se producen fuertes lluvias, frecuentes tormentas y turbonadas violentas.”
La ZCIT entronca con otros importantes asuntos que iremos abordando en este Aula Abierta, como las células de Hadley, el régimen de los alisios o los monzones. Sus variaciones a lo largo del año van ligadas a las que sufre la citada “Zona de Convergencia Intertropical”, que sigue un marcado ciclo estacional. En verano se sitúa en latitudes más altas que en invierno, localizándose toda ella en el Hemisferio Norte (al norte del Ecuador), si bien sobre longitudes oceánicas, como la región donde se produjo el accidente de Air France, se desplaza menos que sobre áreas continentales y zonas marítimas anexas.
© José Miguel Viñas
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