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Iridiscencia


Iridiscencia

Los contornos de las nubes, con sus delicados y semitransparentes filamentos, nos brindan, a veces, la oportunidad de observar un bonito despliegue de colores. Las bellas irisaciones aparecen normalmente en nubes de tipo alto y medio, y son debidas al fenómeno de la difracción de la luz; cuando la radiación solar o la procedente de la luna inciden bajo un ángulo determinado sobre una miríada de pequeñas gotas de agua y cristales de hielo de tamaño uniforme.


La iridiscencia se distribuye irregularmente por la nube, si bien lo más frecuente es que los colores se dispongan en bandas, ocupando los bordes nubosos, aunque también pueden aparecer en forma de manchas. Los colores son muy puros, mezclándose delicadamente y dominando los tonos verdosos y púrpuras sobre el resto de colores del espectro visible. En las nubes medias las irisaciones suelen adoptar una textura nacarada. Las nubes con iridiscencias son más frecuentes de lo que se piensa, si bien a menudo este fenómeno óptico pasa desapercibido. Disponer de unas gafas de sol resulta útil para poder observarlas, sobre todo si el disco solar está tapado por un árbol, edificio, etc. No obstante, a veces los colores son tan fuertes que resulta difícil ignorar el fenómeno.

Si desde nuestra posición el sol queda cerca de la nube, el intenso foco luminoso nos deslumbrará e impedirá que observemos los colores, a menos que dispongamos de las citadas gafas de sol o de un filtro óptico adecuado, en cuyo caso sucumbiremos ante el mágico espectáculo de luz y color. La intensidad de las distintas tonalidades es muy variable, viéndose a veces una bonita mezcla de colores vivos y muy brillantes.

La iridiscencia surge como consecuencia de las múltiples reflexiones sufridas por la luz al interceptar las minúsculas gotas de agua subfundida y cristalitos de hielo que forman las nubes altas y medias a las que se ha hecho referencia. Una de las claves en la formación de este fenómeno óptico reside en la presencia de hidrometeoros de tamaño muy parecido. Los fenómenos de interferencia son los encargados de separar los distintos colores en las bandas que observamos, modulando la luz incidente de forma tal que la señal resultante aparece amplificada en unas zonas y atenuada en otras. Lograremos ver la iridiscencia sólo si estamos situados, con respecto a la zona de la nube donde se genera, bajo el ángulo adecuado. Algo parecido ocurre sobre la superficie de algunos objetos cotidianos como las manchas de aceite, las pompas de jabón o las alas de determinadas mariposas e insectos.


© José Miguel Viñas

Permitida la reproducción total o parcial de este texto, con la única condición de que figure el nombre del autor y la fuente: www.divulgameteo.es




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