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Estrellitas de nieve


Estrellitas de nieve


Las minúsculas estrellas de nieve constituyen uno de los elementos más bellos, fascinantes y misteriosos de la Naturaleza. Su particular belleza y simetría hexagonal llamó la atención de algunos de los grandes hombres de ciencia, como el francés René Descartes a quien debemos la primera explicación científica del arco iris–, el alemán Johannes Kepler o el inglés Robert Hooke, que fue el primero en  observar las estrellitas de nieve a traves del microscopio.

A menudo, identificamos las estrellitas con los copos de nieve, cuando estos últimos son, la mayoría de las veces, un conglomerado de varios cristalitos de nieve, de tamaños inferiores a 1 ó 2 milímetros a lo sumo, y no necesariamente en forma de estrella. La variedad de formas es asombrosa (placas, dendritas, columnas, agujas, estrellas…), tal y como pone de manifiesto la clasificación del japonés Ukichiro Nakaya. La atracción que ejercen en nosotros las bellas y complejas estrellitas, explica el hecho de que usemos el famoso icono estrellado para identificar la nieve, el hielo o el frío en general, si bien a veces se representa erróneamente con 8 puntas en vez de con las 6 que en rigor le corresponden.

Los cristales de nieve crecen por sublimación del vapor de agua dentro de las nubes frías (aquellas que se encuentran en su totalidad a una temperatura inferior a los 0 ºC), mediante la combinación de 2 procesos que actúan simultáneamente sobre los cristalitos de hielo –microscópicos–  que forman el embrión de las estrellitas y demás formas de nieve. Uno de ellos es el facetado, y justifica por sí mismo la aparición espontánea de superficies planas de hielo (facetas) a escala molecular. La incorporación de moléculas de vapor de agua en forma de hielo al cristal, no se produce de igual manera en todas las zonas del mismo, lo que da como resultado el apilamiento ordenado de moléculas y la formación de esas facetas, que al reflejar la luz del sol dan como resultado la blancura inmaculada de la nieve.

Las condiciones ambientales presentes en el interior de la nube (temperatura y contenido de humedad) condicionan el tipo de crecimiento que van adoptando los cristales, creciendo más en una u otra dirección y desarrollando en mayor o menor medida los 6 brazos que dan forma a las estrellitas. La ramificación –el 2º de los procesos antes referido– introduce la complejidad que adoptan finalmente las estrellas de nieve, y en ella reside gran parte del misterio que siguen encerrando estas fascinantes estructuras. Es, sin duda, sorprendente, el hecho de que la geometría de la molécula del agua en fase de hielo, con su característica forma hexagonal, logre transferirse a la del cristal. En ambientes no excesivamente cargados de humedad, pueden llegar a precipitar pequeñas plaquitas perfectamente hexagonales, a imagen y semejanza del agrupamiento molecular que dio forma a los embriones de hielo sobre los que crecieron.

 
© José Miguel Viñas

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