Las imágenes de las formaciones nubosas tomadas desde el espacio, nos desvelan interesantes detalles que pasan inadvertidos desde tierra. Tal es el caso de estos vórtices de von Karman, que deben su nombre al ingeniero aeronáutico alemán que a principios del siglo XX analizó con detalle esas estructuras, formadas a sotavento de un obstáculo inmerso en un fluido en movimiento. No se trata, por tanto, de un fenómeno estrictamente meteorológico.
En el número 8 (1ª etapa) de la revista digital RAM, publicado en febrero de 2003, apareció un completo artículo sobre el particular, en el que se describen de forma precisa los mecanismos de formación y las principales características de estos singulares remolinos, que a veces se forman en la atmósfera. Rescato de ese trabajo algunos párrafos especialmente ilustrativos:
“Estas estructuras se generan cuando el flujo aéreo incide sobre un obstáculo orográfico, como puede ser una isla. En determinadas condiciones atmosféricas, se forman una familia de vórtices ciclónicos y anticiclónicos a sotavento del obstáculo, extendiéndose hasta varios cientos de kilómetros corriente abajo del obstáculo. (…) A medida que nos alejamos del obstáculo, los vórtices crecen en dimensión espacial a la vez que se disipan o debilitan, hasta desaparecer. En determinadas ocasiones, los remolinos situados en las dos líneas o calles contrarias pueden interaccionar entre ellos. Otras veces, los vórtices no se hacen aparentes a nuestra vista, por ausencia de nubes o por entorno muy seco, pero existen como perturbaciones del campo de viento.”
“La estructura de calles de vórtices era ya conocida a principios del siglo XIX. Stroubal fue el primero que la describió en 1878. Von Karman, en 1911, explicó y formuló matemáticamente el desarrollo y amplificación de tales estructuras, a las que se la había dedicado gran cantidad de tiempo y estudios. (…) Ciertos científicos sugirieron la posible existencia de dichos remolinos en la atmósfera y los océanos (1934) pero los métodos y herramientas de observación no eran las mejores para identificarlos en aquella época. No fue hasta 1962 cuando Hubert y Kruger observaron dichos vórtices a sotavento de las islas mediante imágenes de satélites.”
“Cuando se analizan las imágenes de estas estructuras (…) [se observa que] se forman, predominantemente, en zonas donde existen nubes de tipo estratocúmulos o cúmulos de escaso desarrollo vertical, zonas dominadas por anticiclones subtropicales (caso de las Canarias, Madeira,..). Esto conlleva gran estabilidad y la presencia de una fuerte inversión térmica sobre el tope de los estratocúmulos. (…) En las zonas sometidas al influjo de los anticiclones subtropicales, la subsidencia o descensos generalizados son muy comunes y generan estas capas o inversiones térmicas. El flujo aéreo, por debajo de dicho nivel o capa, se ve obligado a moverse horizontalmente y los movimientos verticales por debajo de ella son muy débiles permitiendo el desarrollo de nubes cumuliformes pero organizada en estratos.”
“Si una isla o montaña se sitúa en este flujo con las cimas por encima de dicha capa, el flujo aéreo, que se encuentra debajo de la inversión, se ve obligado a rodearla sin pasar sobre ella. En determinadas condiciones se pueden generar dichos vórtices, cuyas dimensiones son relativamente pequeñas si la comparamos con las de las borrascas o huracanes de tipo sinóptico. Estamos hablando de vórtices de tipo mesoescalar, con un tamaño del orden de decenas de kilómetros.” Los vórtices de von Karman de la fotografía fueron captados sobre el Océano Atlántico desde el trasbordador espacial de
la NASA (misión STS-107), el 18 de enero de 2003.
© José Miguel Viñas
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