José Miguel Viñas
31 de mayo de 2017
FUENTE:
www.conec.es
Hay evidencias de que los cielos que pintó Edvard Munch en su famoso cuadro de “El Grito” forman parte de un recuerdo de juventud. Todo apunta a que llamó su atención un cielo encendido, particularmente llamativo, y que aquella visión le impactó. En el artículos se exponen las dos teorías que hay sobre la causa que pudo provocar esas vivas toalidades celestes en la época de juventud de Munch.