Desde el lanzamiento del primer satélite Meteosat, el 23 de noviembre de 1977, un registro continuo de más de 3 décadas de imágenes, combinadas con el aumento de la potencia de los ordenadores, ha dado a los meteorólogos las herramientas necesarias para mejorar significativamente el pronóstico del tiempo, con beneficios directos para las personas. Gracias a los espacios del tiempo de TV, las imágenes del Meteosat nos resultan del todo familiares.
Esas imágenes con los patrones meteorológicos en diferentes canales –infrarrojos, visibles y vapor de agua–, proporcionadas por la serie de satélites Meteosat desde su posición geoestacionaria, a unos
El arte de la predicción meteorológica se inició con las primeras civilizaciones, mediante la observación de acontecimientos astronómicos y meteorológicos que se repetían, lo que les ayudaba a tener controlados los cambios estacionales en el clima. Antes de los satélites y del soporte informático, las previsiones meteorológicas se limitaban a alrededor de 24 horas y a zonas de unos cuantos cientos de kilómetros de extensión. Los meteorólogos usaban cartas barométricas e información obtenida de una escasa red de observaciones de superficie y de altura, para hacer una “suposición formal” basada en toscas aproximaciones, el conocimiento de los procesos atmosféricos y la experiencia. Sólo con la llegada de los satélites meteorológicos, a principios de los años 60, fue posible un aumento significativo en la exactitud de la previsión, así como la ampliación del horizonte de predicción a 72 horas o más y a grandes áreas geográficas.
La predicción numérica del tiempo está mejorando gracias a los datos de satélites operacionales como el Meteosat de Segunda Generación (MSG). Hoy en día, miles de mediciones diarias sirven de base a las predicciones numéricas, todo ello gracias a los ordenadores más potentes del mundo. Sin embargo, estas previsiones siguen exigiendo “afinar” por parte de los meteorólogos, una tarea para la cuál los datos de satélites operacionales, como el Meteosat son cruciales, ya que proporcionan una imagen en tiempo real de los sistemas meteorológicos, en particular la posición de los frentes y el rápido desarrollo de las tormentas locales.
Los satélites nos permiten monitorizar grandes zonas del globo, compensando las lagunas en la red de recogida de datos meteorológicos terrestres. Las estaciones meteorológicas y las boyas no pueden cubrir todos los huecos de la amplia extensión de los océanos, donde se originan dos terceras partes de las precipitaciones que caen en
Las áreas de la actividad económica que más se benefician de las predicciones meteorológicas y del Meteosat son el sector de la construcción, el transporte (aéreo, marítimo y terrestre), la producción de energía, así como todas las actividades humanas que se desarrollan al aire libre.
NOTA: Este artículo es una versión ligeramente modificada del aparecido bajo el título: “30 aniversario del Meteosat” en la sección de Noticias del Boletín de
© José Miguel Viñas
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