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Pinacoteca meteorológica

Aurora boreal


Aurora boreal


Frederic Edwin Church
1865
© Smithsonian American Art Museum
 
Viendo este cuadro, le sorprenderá saber que su autor, el paisajista estadounidense Frederic E. Church (1826-1900), nunca llegó a observar esta aurora polar. A pesar de ello, dicho fenómeno natural está representado de forma bastante fidedigna, gracias, en buena medida, a la detallada descripción y al boceto que el explorador del Ártico Isaac I. Hayes (1832-1881) le entregó al propio Church. Uno de los principales empeños de este pintor fue combinar en sus paisajes el rigor científico en los elementos representados con una visión dramática y algo fantasiosa de los fenómenos de la Naturaleza. El resultado son unos paisajes evocadores que invitan al observador a viajar con la imaginación. Este cuadro es, además, un buen ejemplo de la técnica del luminismo americano o estadounidense, de la que hicieron gala los pintores de la Escuela del Río Hudson. Dicha técnica viene caracterizada por la aplicación a los cuadros de una luz difusa y envolvente. En “Aurora boreal” se percibe muy bien cómo esa atmósfera neblinosa envuelve toda la escena. La descripción de la aurora boreal observada por Hayes que inspiró la mostrada en esta pintura, es rica en detalles. Se trata de una aurora vista por ese explorador polar una noche de enero en un paraje que bautizó como Cabo Leiber. Las tonalidades que adoptan las auroras polares dependen del tipo de moléculas que intercepten las partículas de origen solar al atravesar la parte alta de la atmósfera. Los impactos contra moléculas de oxígeno forman trazas de color verde. El nitrógeno, que es el gas más abundante en la atmósfera terrestre, forma resplandores en tonos rojos, rosas y púrpuras. También a veces se ven trazas de color azul, procedente en este caso de las moléculas de hidrógeno presentes en las capas altas atmosféricas. Las auroras comienzan con un brillo fosforescente en el horizonte al que le sigue la aparición de un arco iluminado que a veces se cierra en el cielo formando un arco de luz muy brillante que recibe el nombre de corona boreal. Tras la aparición de esta primera corona, suelen aparecer nuevos arcos iluminados que presentan unas características ondulaciones. Todo esto precede al momento culminante de la aurora, conocido como la sub-tormenta auroral. Comienzan entonces a abrirse en abanico multitud de rayos de luz en torno a la corona auroral, con el despliegue de colores antes comentado. La aurora pintada por Church se ajusta a la perfección a la anterior descripción científica del fenómeno.
 
© José Miguel Viñas
 
Permitida la reproducción total o parcial de este texto, con la única condición de que figure el nombre del autor y la fuente: www.divulgameteo.es

 



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