Una de las principales funciones de los Servicios Meteorológicos Nacionales, aparte de la elaboración diaria de los pronósticos del tiempo, es la de emitir avisos para alertar a la población de las diferentes incidencias de tipo meteorológico que puedan acontecer, a corto plazo, en un determinado espacio geográfico. Los medios de comunicación son los encargados de difundir estas alertas, empleándose para tal fin un código de colores, de uso común en toda Europa.
En verano, es bastante habitual escuchar en la radio o en la televisión que determinadas provincias o zonas geográficas concretas están en alerta naranja, por existir una probabilidad alta –superior al 70%– de que pueda superarse determinado umbral de temperatura. En invierno, las nevadas y el intenso frío son los factores a tener en cuenta, sin olvidarnos tampoco de la incidencia del viento, en especial el asociado a los fuertes temporales que a veces se abaten sobre parte de nuestro territorio.
Con independencia de cuál sea la variable meteorológica, existe una larga lista de valores umbrales, que varían dependiendo de las regiones, al no ser todas ellas igual de vulnerables ante una misma situación meteorológica. Para entender bien esto, no tiene las mismas consecuencias, por ejemplo, una temperatura de
Existen 4 grados de alerta meteorológica, cada uno de los cuáles lleva asociado un determinado color. La alerta verde, en el escalón inferior, indica que no se prevén riesgos de tipo meteorológico. La alerta amarilla implica un riesgo potencial, que aunque no llegue a afectar a toda la población, sí que puede afectar a determinadas actividades concretas. Con alerta amarilla debemos estar en guardia y bien informados de la evolución atmosférica. La alerta naranja ya sí que apunta un riesgo importante y peligroso. En este caso, se estarían pronosticando fenómenos meteorológicos inusuales –en lo que a su frecuencia de aparición se refiere–, en cuya excepcionalidad reside su peligro. Bajo una de estas situaciones habría que seguir las recomendaciones de las autoridades. Por último, tendíamos el peligro extremo, representado por la alerta roja. Los daños, bajo esta circunstancia, afectarán a áreas extensas del territorio y las medidas adoptadas serán en muchos casos excepcionales.
El 23 de marzo de 2007, con motivo de
© José Miguel Viñas
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