Carmen Gozalo de Andrés
Revista digital RAM, nº 5 (1ª etapa); noviembre de 2002
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En el año 1816 no hubo verano en el Hemisferio Norte, los días nublados se sucedieron uno tras otro, acompañados en muchos casos de lluvias, fuertes tormentas y de olas de frío más propias del mes de enero. Se produjeron nevadas en diferentes lugares de Europa y EEUU, y todo esto tuvo sus lógicas consecuencias en la agricultura y en muchas otras actividades humanas. La causa de todas estas anomalías en el clima la encontramos en una gigantesca erupción volcánica –la del volcán Tambora, en Indonesia–, que tuvo lugar el año anterior, y que arrojó tal cantidad de materiales a la atmósfera que provocó un enfriamiento global de casi
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